El PLD luce tan solo en el escenario político que ellos mismos han tenido que lanzar y batear, mientras la oposición solo se escucha cuando hace olas desde las barras.
En la historia democrática dominicana nunca un partido ha estado tan despejado en el ring. Los mismos peledeístas se han convertido en el yin y el yan.
En el partido oficialista están los acusados de corruptos y en ese mismo partido se están buscando las opciones diferenciadoras.
El contrapeso en el Congreso lo hacen los mismos peledeístas.
La parte de la población molesta por el estado de las cosas ha tenido que ponerse una camiseta verde y vocear en la calle, donde solo les escuchan las paredes y los medios se hacen eco de ese grito, pero después cada quien para su casa.
La oposición a Danilo Medina está en el PLD; los adversarios de Leonel están en el PLD.
En las otras aceras de lo que se trata es de con quién, dentro del PLD, se coincide.
Las bocinas son del PLD, los críticos son del PLD, los amargados son del PLD.
Ese partido se ha convertido en la estructura partidaria más dominante desde la desaparición del Partido Dominicano, y ha sido porque los otros le han abierto el camino.