El doctor Mike Yeadon es un científico británico con una prestigiosa carrera al que los medios de comunicación han preferido darle la espalda a partir del momento en que se sintió en la necesidad de hablar sobre las inconsistencias en torno a la actual pandemia y las medidas restrictivas que ha adoptado el gobierno de Reino Unido. Algunos de sus tweets han sido eliminados. No obstante, Yeadon -quien fue director científico y vicepresidente de Pfizer y jefe del área de Investigación Respiratoria y de Alergia de esa farmacéutica- ha logrado expresarse en distintas entrevistas. Vale la pena escucharle ahora que crecen las expectativas en torno a la vacuna contra el coronavirus.
”No tengo nada que ganar. No soy una persona política y nunca me he involucrado con ningún tipo de campaña, pero ahora siento la necesidad de decir algo porque hay un fraude en marcha”, advirtió Yeadon en una entrevista reciente.
”La pandemia es real, las personas se han enfermado, muchas personas fueron hospitalizadas y murieron. Pero cuando empezaron a testear de manera masiva a la población, ahí es cuando comencé a sospechar, empecé a analizar los datos y me di cuenta de que no nos están diciendo cuál es el porcentaje de falsos positivos que arroja el test PCR”, aclaró el científico.
En opinión del especialista la pandemia en Reino Unido terminó al final del verano en aquel país. “Creo esto porque cerca de un tercio de la gente tuvo inmunidad previa por haberse expuesto a virus relacionados -así es como funciona el sistema inmune-, pero otro tercio se ha expuesto durante la pandemia y ahora son inmunes. Y, si estoy en lo cierto, quedan muy pocas personas en el país sin inmunidad, lo que no justifica lo que el gobierno nos dice que está ocurriendo”, puntualizó.
Yeadon subraya que la PCR nunca se ha utilizado en la escala en que está siendo utilizada. “Creo que está arrojando actualmente una enorme cantidad de falsos positivos, esto significa que el test da positivo incluso cuando no hay presencia del virus en la muestra”, detalló.
No hay un exceso de mortalidad
El científico hace hincapié en que las actuales muertes que se están registrando en Reino Unido no pueden ser atribuidas en su totalidad al coronavirus. El problema es que se define como “muerte por coronavirus” a quienes mueren por cualquier razón dentro de los 28 días de un test positivo. “Lo que estoy diciendo es que las personas están muriendo, siempre lo hacen: mueren alrededor de 1.700 personas por día, 620.000 por año. No creo que la gente esté muriendo ya por coronavirus, están muriendo por otros virus respiratorios y otras causas no respiratorias”, enfatizó.
Yeadon insiste en que decir que hay una pandemia en marcha es falso. “Muchos me dirán que estoy loco y que lo que digo es equivocado, pero les pediría a todos ellos que chequeen cualquier base de datos que hable de ‘mortalidad total’ y, al hacerlo, verán que el número de muertos en promedio cada día está absolutamente dentro de los rangos normales para esta época del año. No es para nada más alto, de hecho, está un poco más bajo y el número de muertes por causas respiratorias está más bajo que el promedio de los últimos cinco años en octubre”, argumentó.
En Reino Unido no hay exceso de muertes por todas las causas ni exceso de muertes por causas respiratorias. “Con solo mirar los datos públicos, dada mi formación, es fácil para mí saber que no hay exceso de muertes. Y con certeza sostengo fuertemente que cuando uno ha sido infectado y ha sobrevivido luego de un virus respiratorio, uno es inmune”, remarca.
«Estoy cansado de escuchar a las personas decir que los anticuerpos están disminuyendo y se van. Pero los anticuerpos no son tan importantes en la defensa inmune contra los virus. Son las células T las que importan”, puntualiza.
Por otra parte, Yeadon resalta que el gobierno británico está mintiendo respecto de la verdadera situación en torno al coronavirus. “He provisto por escrito, en podcasts y ahora en vídeos todas las evidencias que cualquiera puede necesitar para determinar que el gobierno, por las razones que sean, está mintiendo. La pandemia no está agudizándose. Si fuera así, debería haber exceso de muertes y no las hay”, reiteró.
Respecto del aumento de muertes que se registró en su país en los últimos días, Yeadon citó la explicación de una amiga suya patóloga: “Estas muertes no corresponden principalmente a personas muy mayores, son mujeres y varones por igual -mientras que el covid mata un poco más a hombres que mujeres- y lo que realmente duele es que no se trata de muertes respiratorias sino que la mayoría muere por infartos cardíacos, accidentes cerebrovaculares y cánceres no tratados. Todas cosas que le pueden pasar a uno, a sus vecinos o a su familia cuando el gobierno le niega el acceso al sistema de salud durante seis meses”.
”No estoy diciendo que esas muertes no existan, sino que se han realizado tantos tests en tantas personas, incluyendo a las personas hospitalizadas. Y cuanto más larga es la estadía hospitalaria, más veces le realizan el test y, por lo tanto, aumenta la posibilidad de un falso positivo. Eso es lo que creo que están pasando”, puntualizó.
Confinamientos inútiles
También es interesante la explicación que Yeadon dio de por qué los confinamientos no logran realmente protegernos del virus. “La conclusión de epidemiólogos suecos de renombre sobre cómo debía manejarse esta pandemia es que uno no se puede esconder de los virus respiratorios. Se dispersarán por el país sin importar lo que uno haga. Esta idea de esconderse del virus es un invento. Me da mucha pena que la gente crea que al confinarse pueda escaparle al virus. No es como el clima, que cuando uno sale, el huracán ya pasó. Cuando uno sale, está exactamente en el mismo lugar que estaba antes”, graficó.
El tipo de confinamiento impuesto tampoco es acertado, por ejemplo al prohibir que los miembros de una familia se encuentren, dentro o fuera de la casa. “Estos no son los lugares más importantes para la transmisión”, advirtió, para luego añadir: “La transmisión a gran velocidad ocurrió a comienzos del año en los hospitales, como siempre ocurre. No es culpa de los hospitales. La razón por la que los hospitales se convierten en un lugar para la gran transmisión de enfermedades es porque son para personas enfermas. Por eso, a pesar de que tienen especialistas en control de infecciones, es muy difícil evitarlo”. Además de los hospitales, Yeadon opina que los hogares de ancianos, los supermercados y toda la cadena de suministro, junto al hecho de que un millón de personas trabajen en el sistema de salud británico, permitieron que el virus se expandiera en su país.
”La evidencia es que en los países donde no hubo confinamiento pero sí se tomaron ciertas precauciones, como Suecia, tuvieron exactamente el mismo perfil de muertes que en Reino Unido”, contrastó. El número total de muertes en Reino Unido es del 0,06%. Suecia también tuvo un 0,06% de mortalidad de su población y ahora están viviendo con normalidad, apuntó el científico.
Inmunidad y vacunación.
Yeadon también es rotundo respecto a las dudas sobre la inmunidad frente al actual virus pandémico: “Cuando uno es infectado por un virus respiratorio, puede producir síntomas, puede enfermar y si uno es muy vulnerable, puede matarnos, como la gripe. Pero cuando uno sobrevive, y el 99,94% de la población de Reino Unido sobrevivió a la pandemia, yo les aseguro que son inmunes. Es la primera lección de Inmunología. Abran cualquier libro de texto de Inmunología sobre Infección por virus respiratorio. Allí encontrarán los pasos que conducen a la inmunidad a través de las infecciones por virus respiratorios. No se habla de los ‘pasos que podrían conducir a la inmunidad si un político lo dice’”.
Tras aclarar que es “provacunas” y que él, su esposa y sus hijos se han vacunado con las vacunas que les correspondían, Yeadon dice que en el caso del Sars-CoV-2 -que mata a una de cada 500 personas y que el promedio de edad de las muertes es de 83 años- “sería genial si tuviéramos una vacuna para esas personas, podría brindarles algunos meses más de vida, no mucho más. Pero las personas mayores no mueren por el Sars-CoV-2 sino porque contrajeron un virus respiratorio, cualquiera de ellos te puede matar a esa edad, incluso una gripe”.
Por eso, insiste en que tener una vacuna para personas muy vulnerables sería bueno, “pero nadie más la necesita”. “No se vacuna a toda la población porque una en un millón puede tener un mal resultado ante el virus”, destacó.
Otro aspecto crucial que el científico señaló es que si se les “ofrece” a las personas vulnerables la vacuna, es importante el consentimiento informado.
Al hablar de la posibilidad de que la vacuna contra el coronavirus sea obligatoria y que ésta sea la única forma de volver a la normalidad, sostuvo que “algo con muy feo olor está ocurriendo”. En ese sentido, hizo hincapié: “Mirando los ensayos clínicos de las vacunas que se están desarrollando y testeando, hasta ahora solo se están fijando si las vacunas aumentan los anticuerpos, es todo lo que saben. Pero no saben si reduce cuán enfermo uno cae al contraer el virus, o si uno transmite el virus o si reducirá el número de muertes”.
”Por lo tanto, lo único que se sabrá al empezar a vacunar a las personas es que aumenta los anticuerpos. Pero, como he dicho, los anticuerpos no son la parte más importante del sistema inmune, sino las células T”, reitera.
Yeadon aconseja que si uno es una persona joven, de mediana edad, o incluso un poco más grande pero sana y no ha considerado aplicarse una vacuna contra la gripe, tampoco debería considerar hacerlo contra el coronavirus.
«El principal problema que tengo con esta noción de que sea obligatoria o incluso coercitiva –es decir, que no sea obligatoria pero si uno no se la aplica no puede viajar, etc.– es que eso es ilegal ante la ley internacional”, afirma para luego agregar: “Tras la Segunda Guerra Mundial, luego de las atrocidades del doctor Mengele y otros doctores en Japón, que realizaron experimentos en humanos que llevaron a su muerte, en el consenso postbélico se estableció una ley internacional por la cual ningún procedimiento médico puede realizarse en un ser humano sin su consentimiento informado y que las personas deben beneficiarse de ese procedimiento”.
«Por eso, si están diciendo que se tienen que vacunar o de lo contrario no podrán hacer compras, no podrán ir al trabajo o viajar, deben acudir a la Justicia. Eso es absolutamente ilegal”, finalizó Yeadon, quien cree que si la persona es muy vulnerable y tiene miedo, debe hablar con su doctor y considerar la aplicación de la vacuna, mientras todos los demás no la necesitan.